La osteopatía es una terapia para todo el cuerpo, pero esto no solo se reduce al dolor físico. Además de acabar con esas molestias que nos impiden realizar nuestro día a día con normalidad, la osteopatía también trata problemas mentales provocados por el sistema nervioso como la ansiedad.

¿Qué es el trastorno de ansiedad?

Todos hemos sentido ansiedad en momentos particulares de nuestra vida. El estrés y las presiones internas y externas que recibimos nos pueden producir nerviosismo e intranquilidad. Muchas personas conviven con la ansiedad todos los días, de forma crónica, afectando a su rutina. La preocupación y el miedo provoca que dejen de realizar actividades cuotidianas para autoprotegerse.

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La osteopatía craneal trata y alivia los síntomas de la ansiedad.

Los trastornos de ansiedad no están sujetos a una determinada edad. Pueden producirse en la niñez, tanto como en la etapa adulta, y se manifiestan por una sensación de nerviosismo, así como una mayor sudoración, respiración agitada o problemas para conciliar el sueño, entre otros.

Debido a su relación con el sistema nervioso, la ansiedad puede afectar a todo nuestro funcionamiento interno, desde el sistema digestivo, hasta el muscular o vascular.

Tratar la ansiedad con osteopatía

La osteopatía craneal biodinámica es un tipo de procedimiento integral que identifica el origen del problema. Mediante el movimiento adecuado y preciso de las manos sobre la zona craneal del paciente, se corrige la afección y aliviamos el dolor. En muchas ocasiones, se trata de una condición que provoca una tensión craneal, que se manifiesta en el trastorno de ansiedad.

Este tipo de práctica se centra en particular en el movimiento inherente del cuerpo para reducir la tensión de los tejidos. El paciente se acomoda en la camilla boca arriba y a través de las manos, el osteópata trabaja suavemente las vértebras, la base de la columna, el cuello y los huesos del cráneo.

Los beneficios de la osteopatía craneal son muchos. En primer lugar, en la mayoría de casos, se experimenta una gran mejora desde la primera sesión. No hemos de olvidar que necesitamos de una terapia de continuidad para obtener los mejores resultados. Por un lado, conseguimos un equilibrio físico y mental que permite aumentar nuestro estado de ánimo y nuestra energía. Por otro lado, enriquecemos la actividad cerebral, es decir, liberamos las tensiones del centro nervioso y mejoramos la circulación sanguínea.

Como en el resto de terapias, hemos de tener en cuenta factores como la dieta, el ejercicio físico o el estilo de vida que llevamos.

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